Una organización comienza realmente
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
Una organización
comienza realmente
a aprender cuando
sus asunciones favoritas
son cuestionadas
por otras contrarias.
Las asunciones
que apuntalan políticas y
procedimientos ya
existentes deben por tanto
salir a la luz, y
se han de poner encima de la
mesa otras
alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Mario Ramos
16/abril/2016
Fomentar
conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de
inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar
entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de
intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de
adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un
servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como
aporte al Buen Vivir.
Sin
embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las
implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles
pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es
decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden
constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos
electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que
únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América
han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización
política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la
protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el
cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia
e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un
estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y
sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo
largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron
de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse
en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y
sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero,
etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia
estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen,
permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El
razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite
generar anticipación y prevención estratégica.
Con
la intención de aportar a esa cultura de
inteligencia,
entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un
servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos
exponer rápidamente en qué consisten las operaciones
de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
Una organización comienza realmente
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
Una organización comienza realmente
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
Una organización comienza realmente
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
Una organización comienza realmente
a aprender cuando sus asunciones favoritas
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Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.
a aprender cuando sus asunciones favoritas
son cuestionadas por otras contrarias.
Las asunciones que apuntalan políticas y
procedimientos ya existentes deben por tanto
salir a la luz, y se han de poner encima de la
mesa otras alternativas basadas en asunciones
contrarias
Ian I. Mitroff y Richard O. Mason
Fomentar conciencia ciudadana sobre las cuestiones relacionadas a los servicios de inteligencia es en estos tiempos de mucha importancia, no solo para tomar entendimiento de las potenciales amenazas si un país se convierte en objetivo de intereses antagónicos, sino también para valorar su faceta positiva a través de adquirir un nivel de comprensión sobre la necesidad, función y finalidad de un servicio de inteligencia en beneficio del desarrollo y la seguridad y como aporte al Buen Vivir.
Sin embargo, el ciudadano común aun no comprende en toda su dimensión todas las implicaciones negativas que potenciales servicios de inteligencia hostiles pueden provocar al normal desarrollo del orden democrático de un país. Es decir, la seguridad nacional tiene que ver con la protección del orden constitucional vigente otorgado por los ciudadanos en sendos procesos electorales. Parece elemental concluir, que las evidencias nos muestran que únicamente los gobiernos caracterizados como “progresistas” en Nuestra América han sufrido perseverantes y metódicas operaciones de desestabilización política. Por otro lado, la seguridad nacional también tiene que ver con la protección de las empresas de relevancia estratégica y en general con el cuidado de la competitividad económica de un país.
La estrategia e inteligencia militar eran y son herramientas vitales para un general, un estratega no puede enfrentar a un enemigo, sin un plan razonado (estrategia) y sin información procesada (inteligencia). Estos conceptos se enriquecieron a lo largo del desarrollo histórico de la civilización, y se expandieron y volvieron de uso común especialmente en la segunda mitad del siglo XX hasta convertirse en conocimientos de imprescindible utilización en todas las áreas de la vida y sociedad humana: economía, política, campos policial, empresarial, financiero, etcétera. La combinación de estrategia e inteligencia nos da la inteligencia estratégica, que como todos los autores especialistas en la materia lo dicen, permite reducir la incertidumbre en la toma de decisiones de alto impacto. El razonamiento estratégico es una herramienta vital, porque además permite generar anticipación y prevención estratégica.
Con la intención de aportar a esa cultura de inteligencia (1) , entiendo esta noción como la necesidad de que los ciudadanos conozcan cómo un servicio de inteligencia aporta a la seguridad interna y externa de la nación, queremos exponer rápidamente en qué consisten las operaciones de decepción, ya que la coyuntura nacional y regional lo amerita.