Mario Ramos
21 de noviembre de 2015
Llama
la atención que la prensa mercantilista no se haya escandalizado por el anuncio
de que probablemente, en los respectivos países, se abran embajadas de Arabia
Saudita y Ecuador. Lo que sí sucedió cuando ocurrió lo mismo entre Irán y
Ecuador. Recordemos que prácticamente en los medios autodenominados
‘independientes’ se hizo una campaña para colocar tinieblas sobre el gobierno
del presidente Correa cuando se decidió establecer relaciones diplomáticas y comerciales
con Irán. Acordémonos que a Ecuador, por eso hecho, ya se lo vinculaba al ‘eje
del mal’.
A
propósito de los atentados del 13 de noviembre en París, es bueno preguntarse
sobre la relación del fenómeno terrorista con Arabia Saudita, y además hacer un
rápido análisis sobre el rol de Arabia Saudita en el conflictivo escenario
geoestratégico actual, en especial en el próximo y medio Oriente y en el norte
de África.
Según
un artículo publicado en la revista estadounidense Foreing Policy (http://fpif.org/after-paris-and-beirut-its-time-to-rein-in-saudi-arabia/), los autores de los atentados en París
residían en el barrio Molenbeek de Bruselas, capital belga, donde Arabia
Saudita fundó colegios religiosos wahabíes en la década de los setenta, aunque
luego, según esa revista, esos colegios fueron sustituidos por mezquitas más
moderadas fundadas por inmigrantes turcos y marroquíes.
La
religión e ideología wahabí, es violenta, intolerante y sectaria. En Arabia
Saudita, entre otros aspectos, las mujeres no pueden conducir, no pueden salir
a la calle sin un hombre de su familia, y deben cubrirse de pies a cabeza.
Arabia Saudita tiene como metodología para expandir su mentalidad e intereses,
la creación y financiamiento de mezquitas y colegios en donde se lo permiten.
Según Foreing Policy, colegios y mezquitas han sido la herramienta de desestabilización
en la península balcánica.
Arabia
Saudita desde hace varias décadas es uno de los aliados más importantes de la
geoestrategia estadounidense. Arabia Saudita financia el terrorismo al menos
desde 1970. Recordemos que el saudita Osama Bin Laden fue un instrumento en la
guerra contra la ex Unión Soviética en Afganistán y luego se convirtió en
símbolo de esa fantasmagórica Guerra Global contra el Terrorismo promovida por
los EE.UU. La intervención Rusa en la guerra siria, ha permitido, aún para los
más incrédulos, evidenciar como el hegemón estadounidense utiliza el terrorismo
de acuerdo a sus conveniencias. Los bombardeos rusos han hecho en pocas
semanas, lo que no lo ha logrado la aviación pentagoniana en más de un año, en
su supuesto combate contra el Estado Islámico. Ya nadie puede ocultar quienes
crearon o indujeron el aparecimiento del Estado Islámico y Arabia Saudita es
uno de sus principales financistas.
EE.UU
sigue entregando armas a Arabia Saudita, armas que nadie asegura se desvíen a
otros conflictos, a más de los provocados por Arabia Saudita, como es su
reciente invasión a Yemen para combatir a los hutíes, pueblo que no se alinea a
la geopolítica del hegemón estadounidense.
Nos
preguntamos si la coalición de la OTAN con el wahabismo mantendrá su alianza
luego de los atentados en París. Somos escépticos, en los proyectos
geoestratégicos de próximo y medio Oriente y norte de África hay mucho en juego
como para que se rompan relaciones con la absolutista monarquía saudita. La
hipocresía seguirá reinando a costa del sufrimiento de sus propios pueblos; la
‘declaración de guerra’ del presidente francés Hollande, solo demuestra que
nunca tuvieron intención de acabar con el grupo takfiri Estado Islámico; sin
embargo, el golpe en París por su gravedad afecta a Arabia Saudita, por lo que,
seguramente se producirán cambios en su doble juego, aunque creemos que no de
fondo.
El
escenario internacional, se vuelve cada día más violento, el mismo Papa
Francisco ha hablado de una ‘Tercera Guerra Mundial en trozos’, pero no es la
tercera, estamos en la Cuarta Guerra Mundial, la tercera fue la Guerra Fría. Lo
que sucede es que a la gente le quedó en la memoria las imágenes de las grandes
batallas de la 1ra y 2da guerras mundiales. Hay que señalar que el actual
conflicto internacional tiene sus propias características, que este artículo no
se propone explicar.
De
acuerdo a la web https://embassy-finder.com/es/, en América Latina y el Caribe, Arabia
Saudita tienen embajadas en Argentina, Brasil, Cuba y Venezuela. Ha sido eje de
la política exterior del presidente Correa, abrirse al mundo para desarrollar
nuevos mercados para nuestros productos y romper esa visión comercial estrecha
que ha tenido el Ecuador en el pasado.
Para
el Ecuador, la apertura de nuevas embajadas tiene sobre todo ese objetivo,
buscar nuevas oportunidades de negocios para nuestra economía. El factor
seguridad es una variable a considerar, pero esto no debe poner límites a lo
fundamental, abrir mercados; para preservar la seguridad de la Nación en todos
los aspectos, están los organismos respectivos.
Para
concluir, la autodenominada ‘prensa independiente’ nos muestra una vez más que
su agenda se mueve con base a intereses ajenos a los nacionales y propios de la
politiquería neoliberal. Arabia Saudita no les escandaliza a pesar que ha
financiado el terrorismo acorde a los objetivos geoestratégicos de la OTAN, que
son socavar al auténtico Islam, y el nacionalismo y laicismo árabe, tarea que
la vienen ejecutando desde hace décadas.
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