Mario Ramos
14 de abril del 2015
Exordio
Los
revolucionarios exitosos fueron al mismo tiempo pragmáticos y radicales. Hay
quienes interpretan o creen que el pragmatismo es una especie de astucia
cínica, pero no es así, son cosas diferentes. El pragmatismo tiene que ver con
el olfato táctico estratégico que suelen tener los líderes o los colectivos
revolucionarios para saber qué pasos dar en un momento o escenario concreto
para avanzar en sus objetivos o programa, pero sin perder nunca el sentido o la
orientación que debe mantener el proceso para evitar su desvío o pérdida de
dinamismo.
Para
emprender una política revolucionaria se tiene que reconocer y comprender el
tablero completo (no solo un aspecto o tema) en el cual se tiene que jugar. Si
algo caracteriza a la izquierda estéril es
justamente eso, quieren transformar el mundo sin ver cómo está configurado
realmente, de ahí su poca efectividad e incompetencia estratégica. No saben
cómo crear situaciones favorables frente a un opositor o enemigo. No entienden
de heterodoxia y flexibilidad. Su mirada suele ser la del juego simple de lo
dual y convencional.
En la lógica
formal una contradicción puede ser una derrota, pero en la lógica dialéctica la
contradicción puede convertirse en victoria. El viejo dilema de ‘dos pasos
adelante y uno atrás’. El cambio supone movimiento. El movimiento implica
fricción. Solo en el vacío de un mundo abstracto no existe fricción.
El
revolucionario pragmático y radical no dice: ‘El fin justifica los medios’. No,
él se pregunta: ¿Este fin en concreto justifica qué medios? El fin es lo que
quieres, los medios, cómo lo consigues. A los medios únicamente les pide que
funcionen. Gandhi uso la ‘no violencia’ para lograr la independencia del
Imperio Británico, no porque era un ángel, sino porque era el único medio
viable y efectivo en la realidad de la India de su tiempo y respondía a la
psicología de su pueblo. Para quienes desconocen la vida de Gandhi, les
recordamos que en Sur África Gandhi era un gran alborotador. La interpretación
de la historia está impregnada de los resultados, el éxito o el fracaso son los
que marcan la diferencia entre un traidor y un héroe. Gandhi no hizo más que
examinar los medios que disponía para lograr la independencia de la India. Si
Gandhi hubiese nacido en Vietnam seguramente no empleaba la resistencia pasiva
para expulsar a los invasores estadounidenses de su patria. Entre paréntesis
recordemos, que la variable tiempo (un medio a favor frente a la primera
potencia militar) fue empleada de manera magistral por los estrategas
vietnamitas.
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