Mario Ramos
19 de noviembre de 2015
¿Cuál es el estado del pensamiento estratégico en los
organismos de la defensa, inteligencia y militares ecuatorianos? Brevísimos
antecedentes de su desarrollo, destacando el aspecto de las amenazas.
Un pensamiento
estratégico que adquiere un significativo nivel de sagacidad, honestidad y
valentía en la determinación de las amenazas, es el que permite efectivamente a
una Nación organizar y apuntar el poder nacional en la dirección correcta de su
defensa.
Una de las claves de todo
esfuerzo defensivo es establecer de manera certera las amenazas que se ciernen
sobre la República y su ordenamiento legítimamente constituido.
Los organismos llamados a
levantar los escenarios de potenciales conflictos, y en consecuencia los
responsables en establecer las amenazas a los intereses y objetivos de nuestro
Estado y su estrategia de protección son: el Sistema de Inteligencia, en donde
la rectoría la tiene la Secretaría Nacional de Inteligencia, el Ministerio de
Defensa Nacional y las FF.AA. En este análisis nos enfocamos en el tema defensa,
por tal razón, no consideramos al Ministerio del Interior u otros entes de la
seguridad integral de la Nación.
Un primer documento que
hizo un importante esfuerzo de conceptualización y sentó unas primeras bases
para el pensamiento estratégico militar y de la defensa ecuatorianas, fue la
‘Política de la Defensa Nacional’, que apareció en el año 2002 cuando fue
ministro del ramo el Almirante Hugo Unda Aguirre.
En ese documento se
establece como amenazas al Estado las siguientes:
A)
Externas:
·
Amenazas convencionales externas.
·
Efectos del conflicto interno en Colombia.
·
Narcotráfico y crimen organizado.
·
Terrorismo internacional.
·
Inequidad en el comercio internacional.
·
Proliferación de armas de destrucción masiva.
·
Deterioro del medio ambiente.
B)
Internas:
·
Pobreza y deterioro del nivel de vida.
·
Corrupción.
·
Migración descontrolada.
·
Conflictos de gobernabilidad.
·
Deterioro del ambiente.
·
Efectos de las catástrofes naturales
·
Conflictos étnicos, culturales y tendencias
autonomistas exacerbadas.
En los subsiguientes
documentos oficiales de la política de la defensa, no se volvió a establecer
las amenazas a la Nación, como se hizo en esa ocasión. ¿Por qué? ¿No tenemos
amenazas? Si un Estado no hace un análisis de lo que percibe como sus amenazas
y no realiza una lectura adecuada del dinámico conflicto internacional, que
debe incluir, entre otros aspectos, una descripción de sus características,
estrategias empleadas, mapeo de actores e intereses en juego, no está en
capacidad de responder a la elemental pregunta: ¿De qué debo defenderme?
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